Un niño de 10 años, está revolucionando las redes sociales con habilidades de albañilería que superan a las de muchos adultos con años de experiencia. Lo que comenzó como juegos infantiles ayudando a su padre en obras se ha convertido en un don excepcional para los trabajos de construcción.
En un mundo obsesionado con lo digital, Luis nos recuerda que las manos hábiles siguen siendo irremplazables. Su historia plantea preguntas profundas: ¿Estamos ignorando otros tipos de inteligencia? ¿Cómo nutrir estos dones sin sacrificar una infancia feliz?
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